El
día 1 de noviembre, la Iglesia celebra con gran devoción la festividad de Todos
los Santos, es decir “la
santidad de Dios en los santos”, ya que son un modelo de Fe, como verdaderos
seguidores de Cristo. Tanto es así que el
Evangelio para esta festividad es el texto del sermón de las Bienaventuranzas,
el programa de vida presentado por Jesús a todos los que le quieran seguir.
El Día de Todos los Santos es una tradición católica instituida
en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de
los santos durante el año por parte de los fieles. En diversos lugares del
mundo se celebra la tradición de honrar y traer a la memoria a las personas que
han muerto.
Al día siguiente -domingo 2 de
noviembre-, la Iglesia católica hace memoria de los Fieles Difuntos desde la oración
y el recuerdo de los seres queridos “para que el Señor en su bondad les
conceda la felicidad eterna”. Se trata de una fiesta que estimula a la vida,
y no a la muerte.
En España, dentro de la tradición cristiana se realiza una visita a los cementerios, donde
yacen los seres queridos que ya han fallecido, se limpian las sepulturas, les
dejan flores en las tumbas y rezan por ellos.
Además, dentro de las costumbres gastronómicas,
se comen boniatos al horno, castañas asadas
y los típicos dulces de las fiestas que son los huesos de santo y los buñuelos de viento y Panellets.
Es muy popular ir a ver la obra de José Zorrilla “Don
Juan Tenorio” (1844), que se interpreta en todos los teatros del país.
Esta representación especial se hace en este día porque el acto final
de la obra tiene lugar en la noche de Todos los Santos y el protagonista de la
obra está muy relacionado con la muerte.
VIDAS DE SANTOS
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